Después de que el 6 de agosto la nave espacial Rosseta cumplió un año de entrar a la órbita del cometa 67P, el jueves completó una de las fases más importantes de su misión al llegar al perihelio, punto más cercano al Sol.
El cometa 67P Churyumov-Gerasimenko alcanzó el punto más cercano al Sol ayer, a 186 millones de kilómetros, y como testigo, la sonda espacial Rosetta lo sigue paso a paso, que se encuentra a 186 millones de kilómetros del Sol, alcanzó el perihelio de la órbita elíptica de seis años y medio alrededor de las nueve de la mañana, hora local. Cabe señalar que el acercamiento es de suma importancia debido a que es la primera vez que una sonda espacial acompaña a un cometa a este punto para conocer la actividad del astro. Nicolás Altobelli, planetólogo de la Agencia Espacial Europea (ASE), explicó que gracias a Osiris, cámara que viaja con Rosseta, se pudo observar que desde el núcleo de 67P escapan chorros de gas y polvo cada vez más intensos.
“Actualmente, el cometa eyecta unos 300 kilos de gas por segundo, pudiendo alcanzar hasta una tonelada de polvo por segundo. Fue un fuego artificial, justo antes del perihelio”.
Altobelli también señaló que no alcanzarán el máximo de actividad debido a que en las zonas más expuestas al Sol las temperaturas en la superficie del cometa podrán alcanzar 80° Celsius, no obstante, el robot-laboratorio Philae, quien permanece desde hace nueve meses sobre el cometa, se quedará a la sombra en un entorno relativamente fresco. Por su parte, Koen Geurts, ingeniero del Centro Aeroespacial Alemán (DLR, por sus siglas en alemán), indicó que Philae tiene el tamaño de una lavadora y puede soportar temperaturas de hasta 50° o más, sin embargo, tiene preocupado a los científicos porque desde el 9 de julio éste robot no ha dado novedades.
La misión de observación no ha tenido ningún inconveniente para documentar este hecho. Como dato curioso, las comunicaciones entre Rosetta y la Tierra demoraron más de 14 minutos para que pudiéramos tener acceso a las históricas imágenes registradas. Una vez que termine esta acontecimiento, “Chury” se alejará de nuevo del Sol de a poco y se dirigirá hacia las regiones más externas del sistema solar. Su superficie, ante esta nueva situación, se convertirá de a poco en una helada e inerte roca. Se prevee que Rosetta acompañe al cometa “Chury” hasta septiembre de 2016, fecha en que finaliza la misión.
Las mediciones realizadas por la sonda sugieren que el cometa está expulsando cada segundo 300 kilos de vapor de agua (el equivalente al agua que cabe en dos bañeras, según una comparación de la ESA). Esta cantidad es mil veces superior a la que expulsaba hace un año, cuando Rosetta se aproximó por primera vez al cometa. Entonces expulsaba sólo 300 gramos al día (equivalente a dos vasos pequeños de agua). Además de la emisión de gas, los científicos calculan que emite 1.000 kilos de polvo por segundo, creando unas condiciones peligrosas para los instrumentos de la sonda.
A pesar de eso, la nave llegó a situarse a una altura de sólo 6 kilómetros del núcleo para evitar que estos gases dañen sus equipos. Pero ahora está operando a una altura de entre 250 y 340 kilómetros de distancia aproximadamente. Durante el perihelio, la sonda estaba a 327 kilómetros del núcleo.
“Esta semana estamos a una distancia de entre 325 y 340 kilómetros, en una región en la que los dispositivos ópticos que miden la posición de las estrellas pueden operar sin ser alterados por los excesivos niveles de polvo. Si estos dispositivos no funcionan bien, Rosetta no puede posicionarse en el espacio”, explicó Sylvain Lodiot.
