Científicos logran observar ondas gravitacionales

La primera detección de ondas gravitacionales se produjo a principios del año 2016, y desde entonces han tenido lugar sucesivas detecciones que no han dejado de sumar puntos al marcador de la Relatividad.

Un descubrimiento histórico que se ha producido gracias a un proyecto de décadas, LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory), que utilizó un par de gigantescos interferómetros láser para medir cómo la gravedad de la ola pasó por la Tierra. Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne encabezaron el proyecto, lo que les ha llevado a ser galardonados con el Premio Nobel de Física 2017.

Después de casi un siglo de que Albert Einstein propusiera la teoría de la relatividad general, que el tejido espacio temporal de que estaba formado el universo podría medirse a través de las ondulaciones producidas por eventos protagonizados por cuerpos de gran masa, como los agujeros negros. Pero falleció sin poder demostrarlo. Este 16 de octubre científicos lograron detectar la quinta onda gravitacional de la historia, la cual fue producida por el choque de dos estrellas de neutrones, las más pequeñas y densas en el universo.

Qué son las ondas gravitacionales

Son un fenómeno físico descubierto teóricamente por Einstein en 1916. Se trata de fluctuaciones que se producen en la curvatura del espacio-tiempo y que se propagan en forma de ondas alejándose de su fuente. Es exactamente lo que sucede cuando un bote genera ondas en el agua, solo que en este caso cuerpos masivos como estrellas o agujeros negros producen estas variaciones en el tejido espacio-temporal que en realidad es un tejido flexible que en teoria se puede doblar y plegar.

Igual que una lona flexible, la puedes golpear. Si la golpeas con mucha fuerza, en el tejido se genera una onda, igual que si tiras una piedra a un estanque.

Esa onda se propaga por todo el espacio y llega hasta nosotros; esa onda gravitacional es una onda de espacio-tiempo. Y es precisamente como lo podemos medir, como un estiramiento o compresión del espacio-tiempo de forma local.


El evento de confirmación

La quinta detección de ondas gravitacionales, anunciada en octubre de 2017, es la más sorprendente de toda la historia, dado que se ha producido, en lugar de por ondas, por luz; la luz de la fusión de dos estrellas de neutrones, en lugar de las detecciones anteriores derivadas de los agujeros negros que se habían realizado hasta el momento. Los agujeros negros no emiten luz, así que se esperaba que las estrellas de neutrones pudieran provocar y detectar también este fenómeno físico, como eventualmente se ha podido comprobar. El histórico evento ocurrió el pasado 17 de agosto como consecuencia de la colisión de dos estrellas de neutrones en la galaxia NGC 4993.

Según informó la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. La fusión de las dos estrellas de neutrones ha ocurrido en la galaxia NGC 4993, situada en la constelación Hidra y a unos 130 millones de años luz de la Tierra. “Se trata de un descubrimiento histórico porque por primera vez revela la existencia tanto de ondas gravitacionales como de una luz extremadamente energética, procedentes de una misma fuente cósmica”, expresa Erik Kuulkers, un científico del proyecto Integral de la ESA.

Un destello de rayos gamma iluminó el espacio durante casi dos segundos

Los dos detectores de LIGO, en los estados norteamericanos de Luisiana y de Washington, han captado hasta ahora cuatro eventos de ondas gravitacionales desde septiembre de 2015, originados por parejas de agujeros negros que giraban entre sí. El quinto evento es el que se anunció ayer, ocurrido el pasado 17 de agosto como consecuencia de la colisión de dos estrellas de neutrones: un destello de rayos gamma iluminó el espacio durante casi dos segundos y fue registrado por el satélite Integral de la ESA y por el satélite Fermi de la NASA. Hasta ahora se creía que las fusiones de estrellas de neutrones podían ser la fuente de brotes de rayos gamma, pero no había observaciones concluyentes al respecto.

Sin embargo, algunas partes de este acontecimiento aún son un misterio para los científicos, por ejemplo, no se sabe con exactitud qué quedó atrás después de que las dos estrellas de neutrones se impactaron. Todo lo que sabemos es que la colisión fue aproximadamente 2.6 veces más grande que nuestro Sol.

Lino Cisterna

CEO&Founder RevistaProware.com Aficionado a las Ciencias & Tecnologías, Física Teórica, (G)Astronomía, Sociología, Psicología, Teorías de Tecnologías (AAT).

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