Las ciudades del futuro serán prácticamente irreconocibles, según afirma uno de los más importantes arquitectos de Gran Bretaña, al prescindir incluso hasta de los taxis circulando entre sus paisajes, por entonces orientados netamente a la vida peatonal y ciclista, gracias a la total prohibición que sobre el uso de automóviles será decretada en Londres, durante el transcurso de los próximos 20 años.
Yendo aún más lejos, Richard Rogers, responsable de algunos de los máximos diseños arquitectónicos de la actualidad mundial, asegura que los vehículos pequeños y propulsados por electricidad son, junto a las cada vez más profusas bicicletas, el próximo medio de transporte civil y comercial de las grandes urbes, que ya no permitirán el tránsito de coches convencionales.
Las predicciones, casi imposibles de imaginar para el citadino motorizado de hoy, van -en realidad- a mano con marcadas tendencias internacionales que promueven proyectos diversos para la reestructuración del sistema de transporte en general, restringiendo cada vez más el acceso de automóviles particulares a las zonas céntricas del casco urbano. A la luz de las constantes innovaciones tecnológicas y el crecimiento indetenible de las ciudades, un futuro sin coches parece ser no sólo previsible, sino indispensable.
Ya vemos en las calles de Japón muestras de lo que podría ser, Trenes Maglev de altísimas velocidades o el proyecto muy bien guardado que será revelado por Elon Musk para el 12 de agosto denominado HyperLoop, todo parece ser que cada vez caminaremos menos o incluso estaremos dejando los motores a base de combustibles fósiles, como sea el camino que tomemos, o mejor dicho , como sea que tomemos el camino en un futuro cercano, solo sabemos que será más rápido y solo estarán en las grandes ciudades centralizadas.
